La polémica decisión genera dudas sobre riesgos y seguridad personal
El expresidente Donald Trump ha tomado una controvertida decisión al retirar la protección asignada a dos figuras clave de su administración: Mike Pompeo, exsecretario de Estado, y Brian Hook, quien fungió como enviado especial para Irán.
Ambos funcionarios fueron protagonistas de la política exterior de línea dura contra Teherán, especialmente tras el ataque con drones que acabó con la vida del general iraní Qasem Soleimani en Irak a principios de 2020.
Trump defendió su postura afirmando que mantener equipos de seguridad indefinidamente resulta insostenible. “¿Quieres tener a un gran equipo de personas protegiendo a gente por el resto de sus vidas?”, cuestionó el expresidente ante la prensa el jueves.
El impacto del ataque a Soleimani en la seguridad estadounidense
Las tensiones entre Irán y Estados Unidos aumentaron significativamente tras la muerte de Soleimani, considerado una de las figuras más influyentes de la Guardia Revolucionaria.
Según informes de inteligencia, tanto Pompeo como Hook han enfrentado amenazas de represalias, incluidas posibles acciones orquestadas por agentes iraníes.
Pese a esto, Trump ha decidido ignorar las advertencias de seguridad realizadas por su propia administración, que calificaron de alto riesgo mantener a estas figuras públicas sin protección activa.
John Bolton también afectado por la reciente disposición
El mismo día, el expresidente retiró la protección otorgada a John Bolton, exasesor de Seguridad Nacional.
Bolton fue objetivo de un intento de asesinato en 2022 por parte de un ciudadano iraní y un miembro de la Guardia Revolucionaria.
La Fiscalía determinó que este acto fue, probablemente, una represalia directa por la muerte de Soleimani.
Bolton, reconocido por sus opiniones críticas hacia Irán, había mantenido un perfil bajo desde el fin de la administración Trump, pero las amenazas contra su vida seguían latentes.
Preocupación internacional por las decisiones de seguridad presidencial
Esta acción genera un debate intenso sobre la responsabilidad de Estados Unidos en garantizar la seguridad de sus altos funcionarios, incluso fuera del cargo.
Críticos de la decisión de Trump señalan que esta política no solo pone en peligro las vidas de Pompeo, Hook y Bolton, sino que también envía un mensaje de vulnerabilidad a sus adversarios internacionales.
Aunque el expresidente ha restado importancia a los riesgos, sectores políticos y de seguridad nacional insisten en que estas figuras siguen siendo objetivos potenciales debido a su rol clave en las decisiones más polémicas del mandato republicano.
La comunidad internacional observa con atención cómo esta medida podría repercutir en la seguridad personal de otros exfuncionarios y en las futuras decisiones de la Casa Blanca sobre temas relacionados con Irán y el terrorismo global. Con datos de Europa Press