Congresista republicano propone enmienda para modificar la constitución de EEUU.
El congresista Andy Ogles, republicano por Tennessee, ha revivido un polémico debate al proponer una enmienda constitucional que permitiría al expresidente Donald Trump aspirar a un tercer mandato en la Casa Blanca.
La iniciativa busca modificar la 22ª Enmienda, que actualmente limita a dos los periodos presidenciales que una persona puede ejercer.
Ogles presentó una resolución que permitiría a Trump postularse para un tercer mandato (2025-2029), aunque con una restricción: no más de dos periodos consecutivos.
Según el texto, «ninguna persona podrá ser elegida para el cargo de Presidente más de tres veces, ni ser elegida para ningún mandato adicional después de haber sido elegida para dos mandatos consecutivos».
Esta propuesta ha generado un intenso debate sobre los límites del poder presidencial y la estabilidad democrática en Estados Unidos.
La sombra de Roosevelt y la 22ª enmienda
La 22ª Enmienda fue ratificada en 1951 como respuesta directa a los cuatro mandatos de Franklin D. Roosevelt (1933-1945), quien rompió con la tradición no escrita de dos periodos establecida por George Washington.
Desde entonces, ningún presidente ha intentado superar ese límite, aunque Trump ha insinuado en ocasiones la posibilidad de un tercer mandato.
En una reunión privada con republicanos a finales del año pasado, el expresidente bromeó sobre la idea, pero sus seguidores parecen tomarla en serio.
¿Una enmienda viable o una quimera política?
Aunque la propuesta de Ogles ha sido recibida con entusiasmo por algunos sectores del Partido Republicano, expertos en derecho constitucional consideran que su aprobación es poco probable.
Modificar la Constitución requiere un amplio consenso político y social, algo que parece difícil de alcanzar en el actual clima de polarización.
Sin embargo, la iniciativa refleja la influencia que Trump sigue ejerciendo en la política estadounidense y la lealtad inquebrantable de sus seguidores más fervientes.
En un momento en que Estados Unidos enfrenta desafíos internos y externos, la discusión sobre un tercer mandato para Trump no solo cuestiona las normas constitucionales, sino también el futuro de la democracia en el país.
Lo que podría estar detrás de la propuesta
Aunque la propuesta parece poco viable en términos constitucionales, su discusión no es casual y podría responder a intereses tanto internos como externos al Partido Republicano. Aquí algunas claves que se manejan:
La necesidad de tiempo para cumplir promesas pendientes
Uno de los argumentos que podrían esgrimir los partidarios de Trump es que el expresidente necesita más tiempo para completar las propuestas que quedaron inconclusas durante su primer mandato (2017-2021) o que podrían ser interrumpidas en un eventual segundo mandato (2025-2029). Entre estas promesas destacan:
- Fortalecer la seguridad fronteriza y completar el muro en la frontera con México.
- Consolidar políticas económicas como la reducción de impuestos y la reindustrialización de Estados Unidos.
- Asegurar el control conservador en el poder judicial, especialmente en la Corte Suprema.
Este argumento apela a la base más fiel de Trump, que ve en él a un líder capaz de llevar a cabo cambios profundos, pero que necesita más tiempo para lograrlo.
Una estrategia para poner a la defensiva a los demócratas
La propuesta de un tercer mandato también podría ser una maniobra política para mantener a los demócratas en una posición defensiva. Al plantear un escenario tan controvertido, los republicanos podrían:
- Distraer la atención de temas incómodos para el Partido Republicano, como investigaciones judiciales o divisiones internas.
- Movilizar a la base trumpista, generando un sentido de urgencia y lucha contra lo que perciben como un sistema injusto.
- Forzar a los demócratas a gastar energía y recursos en oponerse a esta iniciativa, en lugar de enfocarse en sus propias agendas.
Además, la idea de un tercer mandato podría ser utilizada como una herramienta retórica para reforzar la narrativa de que Trump es un líder indispensable y que sus opositores buscan limitar su influencia por miedo a su popularidad.
Consolidar el legado de Trump en la política estadounidense
Detrás de esta propuesta también podría estar el deseo de consolidar el legado político de Trump, no solo como un presidente de dos mandatos, sino como una figura transformadora que rompió con las normas establecidas.
Un tercer mandato, aunque improbable, reforzaría la idea de que Trump es un líder único y necesario para Estados Unidos.
Además, esta iniciativa podría servir para mantener vivo el movimiento trumpista más allá de su eventual retiro de la política activa, asegurando que su influencia perdure en el Partido Republicano y en la política nacional.
Una respuesta a la polarización política
En un contexto de profunda polarización política, la propuesta de un tercer mandato podría ser una forma de reafirmar el control republicano frente a lo que muchos conservadores perciben como un avance progresista en áreas clave como la economía, la cultura y la política exterior.
Para algunos seguidores de Trump, un tercer mandato sería una forma de contrarrestar las políticas de la administración Biden y asegurar que el país siga un rumbo conservador.
En última instancia, esta iniciativa refleja la influencia duradera de Trump en la política de Estados Unidos y la disposición de sus seguidores más leales a desafiar las normas establecidas para mantener su liderazgo en el centro del debate nacional.