Miles de fanáticos celebraron el título 17 del equipo en un desfile histórico por la capital
Santo Domingo.- El corazón de Santo Domingo latió al ritmo de los tambores, las bocinas y los gritos de euforia este miércoles. Los Leones del Escogido, reyes del béisbol dominicano, convirtieron las calles en un mar rojo durante su caravana triunfal, celebrando su victoria ante los Tigres del Licey y la conquista de su título número 17. Una marea humana, estimada en miles, acompañó a los campeones desde el estadio Quisqueya hasta los barrios que vieron nacer su leyenda.
La ruta del júbilo
A las 3:00 de la tarde, el estadio Quisqueya se convirtió en el punto de partida de una celebración que combinó historia y pasión. Sobre patanas decoradas con los colores escarlata, desfilaron figuras como Junior Caminero, nombrado Jugador Más Valioso de la Serie Final, junto a Héctor Rodríguez, Luis Liberato y Erik González. Albert Pujols, dirigente del equipo y leyenda de las Grandes Ligas, dirigió sonrisas y saludos a una hinchada que coreaba su nombre sin cesar.
Pero la sorpresa llegó con la aparición de David Ortiz, ícono del equipo y miembro del Salón de la Fama, quien no dudó en sumarse al festejo. "¡Esto es para ustedes, leoneses!", gritó Big Papi mientras agitaba una bandera. Franmil Reyes, aunque ausente en la recta final de la temporada, también recibió ovaciones, recordando su aporte clave en la fase clasificatoria.
Barrios, avenidas y puentes: El mapa de la alegría
La caravana recorrió las arterias vitales de la capital: Tiradentes, John F. Kennedy, Máximo Gómez y San Carlos, barrio emblemático donde los Leones escribieron sus primeras páginas de gloria. Desde las aceras, niños con gorras rojas, adultos con camisetas desteñidas por el tiempo y jóvenes con pinturas faciales alzaban teléfonos para capturar el trofeo que brillaba bajo el sol caribeño. En los puentes peatonales, grupos enteros ondeaban banderas, mientras motociclistas y automóviles particulares se unían al cortejo, creando una sinfonía de cláxones.
El regreso al nido
Tras tres horas de recorrido, la fiesta regresó al Quisqueya, donde DJ Vegueta y DJ Vebo elevaron la energía con ritmos urbanos y merengue. Jugadores y aficionados bailaron al unísono, cerrando un capítulo que quedará grabado en la memoria colectiva. "Este campeonato es de todos. Sin su apoyo, no seríamos leyenda", declaró Caminero, mientras lanzaba pelotas firmadas a la multitud.
Más que un título: El legado de los 17
Con esta victoria, los Leones reafirman su dominio en el béisbol invernal dominicano, acercándose a la hegemonía de los Tigres del Licey (23 coronas). Pero más allá de los números, el día dejó claro que el Escogido no solo juega para ganar: juega para unir. En cada esquina, en cada grito, se respiró la identidad de un equipo que, desde 1921, ha tejido su historia con hilos de pasión, resistencia y comunidad.
Hoy, Santo Domingo no es solo una ciudad: es el territorio de los Leones. Y su rugido, sin duda, resonará hasta la próxima temporada.