El presidente de República Dominicana, Luis Abinader, reconoció el derecho legítimo del gobierno de Trump de sacar a los inmigrantes irregulares de su territorio.
Mientras la administración de Donald Trump intensifica las repatriaciones de ilegales en el territorio estadounidense, toda Latinoamérica sigue sacudida por lo que ello representa, y, su liderazgo político, busca alternativas para afrontar la irrevocable medida migratoria.
Estaba previsto que iba a ocurrir porque fue una de las promesas más sonadas del entonces candidato presidencial republicano.
Y lo viene cumpliendo desde que arribó nuevamente a la Casa Blanca el 20 de enero para su segundo periodo gubernamental (2025-2029).
Desde Brasil, Colombia, Ecuador, México, Guatemala, El Salvador, Haití, Nicaragua, Honduras, Panamá, Chile y República Dominicana se han producido reacciones ante la embestida de las autoridades de Estados Unidos.
El cuestionamiento ha sido por la forma en que los agentes migratorios estadounidenses tratan a los indocumentados, lo que hizo que, al principio, el gobierno de Colombia se negase a autorizar el aterrizaje de dos aviones de USA, alegando que los repatriados eran encadenados. Posteriormente, el presidente Gustavo Petro envió aeronaves de la Fuerza Aérea Colombiana para retirar a sus ciudadanos.
El presidente de República Dominicana, Luis Abinader, reconoció el derecho legítimo del gobierno de Trump de sacar a los inmigrantes irregulares de su territorio, tal y como lo hacen las autoridades del país con los haitianos ilegales.
Una postura inteligente la expuso la presidente de México, Claudia Sherbaim, quien exhortó a todos sus colegas latinoamericanos a aceptar las deportaciones de ilegales que dirige el gobierno de Trump.
Latinoamérica entre China y EE. UU.
América Latina tiene grandes retos geopolíticamente hablando a partir de esta nueva administración de Donald Trump, que deberá afrontar monolítica, sin dogmatismo y una firme y unificadora posición en el complejo escenario internacional.
Las dos superpotencias dominantes: Estados Unidos y China sacaron sus músculos para tener la supremacía política y económica en una región considerada todavía un “paraíso” para las inversiones de grandes infraestructuras, como el mega puerto que construye la nación asiática en territorio peruano.
Ahora, Estados Unidos y China están “muy enamorados” del Canal de Panamá que construyó la potencia del norte en 1900, y que Trump está decidido a volver a tener la administración y control de esa formidable infraestructura marítima y comercial, lo que ha sido rechazado por diversos sectores incluido su presidente José Raúl Mulino.
Esa vía interoceánica conecta rutas con 170 países con una movilidad de miles de barcos anualmente alrededor del planeta, representando un ingreso fundamental para el sostenimiento de la economía panameña.
Las aguas marítimas del Caribe y del Pacifico se unen fraternalmente en un espacio para levantar una de las infraestructuras más modernas en la historia de la ingeniería portuaria mundial.
El gobierno de Xi Jinping busca complementar sus millonarias inversiones en infraestructuras marítimas en Latinoamérica con su extraordinario y ambicioso proyecto de la Ruta de la Ceda, que sigue avanzando con miras a acercar las costas del océano Índico, Pacífico y Atlántico. Permitirá, de manera simultánea, una conexión marítima con Asia, África, Europa y América.
Es una infraestructura marítima sin precedentes en la historia moderna del mundo cada vez más conectado, con intereses contrapuestos y que apunta hacia una agilización y modernización del movimiento comercial y marítimo alrededor del planeta.
Mina de Oro
Según reporte de la BBC News Mundo en 2023, uno de los años más difíciles de la historia del Canal por una sequía sin precedentes, esta infraestructura aportó US$2.500 millones al Estado panameño y US$3.630 millones a la economía nacional, según datos de la Autoridad del Canal.
Por esta vía de 80 kilómetros de largo transita el 3% de todo el comercio marítimo global y se conectan 180 rutas de 170 países a través de 1.920 puertos en el mundo.
El Canal de Panamá ha sido determinante para que esta nación centroamericana haya alcanzado un crecimiento y estabilidad económica en las últimas décadas superando a la mayoría de los países de la región.
Es una bandera para exhibir el nacionalismo y orgullo de los panameños lo que ha sido aprovechado por sus gobernantes.
Trump con Jinping
Aunque Trump y Jinping intercambiaron recientemente mensajes de aliento en lo que deberían ser las futuras relaciones políticas, diplomáticas y comerciales entre Estados Unidos y la República Popular de China, hay quienes creen que habrá serias confrontaciones por el Canal de Panamá, considerado un punto estratégico en materia de seguridad y del intercambio marítimo-comercial en gran escala.
¿Cuáles acuerdos firmarán al momento de reunirse los dos líderes más influyentes de la época contemporánea?
Se espera que la posible reunión entre los presidentes de Estados Unidos y China se realice en el primer trimestre del año, y obviamente, abordarán temas trascendentales particularmente en asuntos económicos, geopolíticos, seguridad nacional y tecnológicos.
Probablemente el gobierno de Jinping se involucró en construir el mega puerto de Perú para contrarrestar la influencia de Washington en la estructura marítima del Istmo.
El líder asiático dijo que el objetivo de la obra es generar “importantes aportes para una mayor conectividad entre Sudamérica y China”.
China mirando hacia América
El mega puerto de Chancay es un proyecto de inversión conjunto entre Perú y China levantado en la costa central de Perú, y que fue inaugurado en noviembre del 2024 con la presencia del presidente de China, Xi Jinping y de Perú, Dina Boluarte.
Entraría en servicio a principios de este 2025, según se informó, generando cientos de empleos directos e indirectos a los peruanos.
El 60% del megapuerto es propiedad de la empresa Cosco Shipping Ports Limited, de la que el Estado chino es accionista mayoritario, mientras que el 40% restante pertenece a la compañía peruana Inversiones Portuarias Chancay. Su inversión inicial fue de US $1.300 millones, aunque se estima que pueda llegar a US $4.000 millones.
Actualmente, Brasil, Uruguay y Argentina trabajan para poner en acción un corredor portuario que unifica los espacios costeros de esas tres naciones suramericanas, permitiéndoles mayores agilizaciones en las exportaciones de sus productos hacia el mercado internacional.
Ojalá que el liderazgo de Donald Trump impulse una nueva etapa en el intercambio comercial y cooperación con los países latinoamericanos basado en el respeto y reciprocidad.
Artículo de Manuel Díaz Aponte