En este texto se quiere iniciar un proceso que contribuya a reducir el temor de hablar de la hoja de coca y marihuana.
Recientemente estuve de vacaciones en Bogotá, capital de Colombia. Visitamos todo lo que se pudo durante 4 días. La vía conocida como Carrera 7 es como la calle El Conde en Santo Domingo, pero varias veces más larga. A lo largo de esa calle había muchos vendedores ambulantes. Muchos vendían múltiples productos a base de Coca y Marihuana.
Aceite de Coca y Marihuana, Pomada de Coca y Marihuana, Caramelos de Coca, Tisanas Aromática de Coca, Aguardiente…y una gran cantidad de productos naturales obtenidos a partir de las hojas de las dos plantas mencionadas.
Como químico tuve la tentación de comprar un producto de cada uno. Pero fue mayor mi temor de que en la aduana dominicana se presentaran problemas que finalmente compré objetos más tradicionales como llaveros con sombreros e imágenes de los lugares visitados.
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Una de las sustancias más activas, quizás la más activa, en la hoja de coca es la cocaína. Tal como ocurre con la hoja del tabaco que es la nicotina y en la bebida del café, la cafeína. En todos los casos estamos hablando de una familia de compuestos orgánicos que se conocen como alcaloides, sustancias químicas que son capaces de afectar el sistema nervioso central.
Cuando se bebe café estamos tomando miles de sustancias químicas, y entre ellas, está la cafeína. Igual ocurre con la hoja del tabaco y con la hoja de coca.
Si se bebe una infusión o té de hoja de coca se está bebiendo miles de sustancias químicas, y entre ellas está la cocaína. De ninguna manera se puede pensar que, en un té, una pomada, un aceite…se está utilizando cocaína pura. Como químico yo lo sé, pero no estoy tan seguro de que las autoridades migratorias y de aduanas en el aeropuerto dominicano lo entiendan.
Por tales razones, en este texto se quiere iniciar un proceso que contribuya a reducir el temor de hablar de la hoja de coca y marihuana. Perder el miedo de utilizar la palabra droga en una conversación académica o popular.
El autor sugiere a las autoridades dominicanas evaluar la posibilidad de que se vendan en nuestras farmacias, productos naturales en base a hojas de coca y marihuana.
Si bien es cierto que el comercio ilícito de las drogas en nuestro país es un problema social creciente. No menos cierto es que, se está perdiendo la oportunidad de beneficiarse de todos estos productos naturales que han sido utilizados tradicionalmente por muchas culturas en todo el mundo.
Consciente de que lo que estoy escribiendo puede resultar atrevido, y hasta ofensivo para una parte del público que recibe este texto, me excuso diciendo que la hipocresía con que se trata del tema de las drogas en nuestro país es más vergonzosa que permitir que estos productos naturales alivien y curen enfermedades mientras se distribuyen en las droguerías, nombre utilizado en muchos otros países para referirse a una farmacia.
En síntesis, las autoridades dominicanas deben evaluar la posibilidad de que se vendan en nuestras farmacias, productos naturales en base a hojas de coca y marihuana. Y también, estudiar la posibilidad de cultivar en zonas de montaña coca, marihuana y todo tipo de plantas que puedan ser comercializadas con fines medicinales.
Quizás, atender el campo dominicano sea más beneficioso para el país y el medioambiente, que la potencial explotación de tierras raras o de cualquier otro mineral. En 500 años, desde que llegaron los europeos, es poco el beneficio, para los residentes en estas tierras, que se ha obtenido de la explotación minera.
En consecuencia, sería más conveniente fortalecer la producción agraria. La minería, por más benevolente que la quieran presentar, destruye árboles y reduce la cantidad de agua. Esto destruye la vida humana de los residentes, y hace más ricos, a los no residentes. Al final, los que no son dueños de los recursos naturales terminan llevándoselo.
El autor es doctor en ciencias químicas, residente en Santiago de los Caballeros. [email protected]