La leyenda de la narración deportiva fallece dejando un legado imborrabble
Santo Domingo, República Dominicana — La comunidad deportiva dominicana está de luto tras el fallecimiento de Mendy López, una de las voces más emblemáticas de la narración deportiva. La noticia de su muerte, ocurrida este lunes, ha resonado profundamente entre aficionados y profesionales del béisbol, y especialmente en el seno del equipo Águilas Cibaeñas, donde López dejó una huella imborrable.
El Consejo Directivo de las Águilas Cibaeñas ha expresado su profundo pesar ante esta irreparable pérdida. "Durante décadas, su voz y estilo fueron parte esencial de nuestro equipo. Narró con pasión, calidad inigualable y un profesionalismo que lo hizo grande entre los grandes. Su partida nos llena de tristeza y deja un vacío en la fanaticada", manifestó Víctor García Sued, presidente del equipo.
Nacido en Pimentel, San Francisco de Macorís, José Antonio Arismendy López Quintero, conocido como Mendy López, descubrió desde joven su pasión por la lectura y el béisbol. Sin embargo, fue en la narración deportiva donde encontró su verdadera vocación, convirtiéndose en una figura icónica tanto a nivel nacional como internacional.
La carrera de Mendy López fue rica en momentos memorables. Uno de los más destacados fue cuando tuvo la oportunidad de narrar los juegos de sus hijos, Mendy y Andrés López, mientras vestían el uniforme de las Águilas. La voz de López también trascendió fronteras, llevándolo a países como Nicaragua, México, Venezuela y Puerto Rico. En cada uno de estos lugares, dejó una impresión duradera con su estilo único y su talento inigualable.
López no solo se destacó por su habilidad para narrar, sino también por sus ingeniosas frases que quedaron grabadas en la memoria de los fanáticos. Expresiones como "¡Liiindo!" para un ponche sin tirarle, "¡Le tiró a una que venía chorreando veneno!" ante un lanzamiento rompiente, y "¡Se le terminó el camino!" cuando un foul se perdía entre la fanaticada, se convirtieron en parte del vocabulario popular. Su famosa descripción de una reunión en el montículo como "¡Hay un teteo amarillo, rojo, azul, mamey, marrón o verde!", según el equipo en juego, es recordada con cariño por todos.
El legado de Mendy López fue reconocido en vida con la designación de la cabina de transmisión de las Águilas Cibaeñas con su nombre, un tributo a su inigualable trayectoria y amor por el equipo. "Su grandeza vivirá siempre entre nosotros y su entrega será una herencia para futuras generaciones", añadió García Sued.
A sus 70 años, Mendy López deja un vacío irremplazable en el mundo de la narración deportiva. Su voz se ha apagado, pero el eco de su pasión y profesionalismo perdurará eternamente en cada transmisión, en los recuerdos de quienes crecieron con su narración y en cada rincón del estadio donde su pasión quedó inmortalizada.
Descanse en paz, Mendy López. Su legado perdurará por siempre en el alma del béisbol dominicano.