El expresidente de EE.UU. exige la liberación total antes del sábado y presiona a Jordania y Egipto para acoger a palestinos.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha lanzado una contundente advertencia al Movimiento de Resistencia Islámica (Hamás), exigiendo la liberación de todos los rehenes israelíes antes del mediodía del próximo sábado, 15 de febrero. De no cumplirse esta condición, Trump ha sugerido que Israel debería cancelar el actual alto el fuego y permitir que “estalle el infierno” en la Franja de Gaza.
En declaraciones desde el Despacho Oval, Trump enfatizó: “Si todos los rehenes no son devueltos antes del sábado a las 12 en punto, creo que es un momento apropiado para que estalle el infierno”. Además, insinuó posibles consecuencias si su ultimátum no es atendido, afirmando que Hamás “descubrirá lo que quiero decir”.
Estas declaraciones se producen tras la decisión de Hamás de suspender “hasta nuevo aviso” la liberación de rehenes, acusando a Israel de incumplir los términos del alto el fuego, incluyendo la ralentización del retorno de desplazados y la continuación de ataques contra civiles.
Paralelamente, Trump ha propuesto que Egipto y Jordania acojan a aproximadamente 1,5 millones de palestinos de Gaza, describiendo el enclave como un “sitio de demolición”. En conversaciones con el rey Abdalá de Jordania y planeando una similar con el presidente egipcio, Abdelfatá Al Sisi, Trump sugirió que esta reubicación podría ser “temporal o a largo plazo”.
Sin embargo, esta propuesta ha sido recibida con rechazo por parte de los países mencionados y de las propias autoridades palestinas. El ministro de Exteriores jordano, Ayman Safadi, afirmó que su país rechaza firmemente cualquier desplazamiento de palestinos. Por su parte, Bassem Naim, miembro de la oficina política de Hamás, declaró que los palestinos “no aceptarán ninguna oferta ni solución” que implique abandonar su tierra.
La comunidad internacional observa con preocupación estas tensiones, ya que las amenazas de Trump y las respuestas de las partes involucradas podrían desencadenar una escalada del conflicto en una región ya de por sí volátil.