Nuevos cinturones de partículas energéticas descubiertos entre los anillos de Van Allen
Una reciente tormenta solar no solo generó impresionantes auroras en los cielos terrestres, sino que también creó dos nuevos cinturones temporales de partículas energéticas alrededor de la Tierra.
Estos cinturones se formaron entre los ya conocidos cinturones de Van Allen, anillos concéntricos de electrones y protones de alta energía atrapados por el campo magnético terrestre.
El descubrimiento, realizado gracias al satélite Colorado Inner Radiation Belt Experiment (CIRBE) de la NASA y publicado el 6 de febrero de 2025 en el Journal of Geophysical Research: Space Physics, es crucial para la seguridad de las naves espaciales y los astronautas, ya que estas partículas pueden dañar equipos y representar riesgos para la salud.
Cinturón con protones podría perdurar más que los anteriores
A diferencia de cinturones temporales anteriores, compuestos principalmente de electrones, uno de los nuevos cinturones incluye protones energéticos, lo que sugiere una composición única debido a la fuerza y características de la tormenta solar.
Según Xinlin Li, autor principal del estudio y profesor de la Universidad de Colorado en Boulder, este hallazgo es "realmente asombroso".
Mientras que los cinturones temporales previos duraban alrededor de cuatro semanas, el nuevo cinturón de electrones persistió durante más de tres meses. El cinturón con protones, ubicado en una región más estable, podría permanecer activo incluso hoy, según los científicos.
David Sibeck, científico del Centro de Vuelos Espaciales Goddard de la NASA, explicó que estas partículas de alta energía podrían permanecer en su órbita durante mucho tiempo, dependiendo de la actividad solar.
Mientras que los cinturones temporales previos duraban alrededor de cuatro semanas, el nuevo cinturón de electrones persistió durante más de tres meses.
Tormentas posteriores en junio y agosto redujeron significativamente el tamaño del cinturón de electrones, aunque una pequeña población de partículas sobrevivió.
El satélite CIRBE, un CubeSat del tamaño de una caja de zapatos, fue clave para este descubrimiento. Equipado con el instrumento REPTile-2, una versión miniaturizada de tecnología usada en las sondas Van Allen, proporcionó datos de alta resolución que permitieron a los científicos comprender la magnitud de los nuevos cinturones.
Aunque el CubeSat experimentó una anomalía en abril de 2024, volvió a funcionar en junio, permitiendo a los investigadores observar el nuevo cinturón de electrones, invisible para otros instrumentos.
Este hallazgo subraya la importancia de continuar explorando los efectos de las tormentas solares en el entorno magnético terrestre para garantizar la seguridad de las misiones espaciales. Con datos de Europa Press.