Informe del 2025 sobre las nuevas tendencias en el poder blando redefinen la influencia global
El Índice Global de Poder Blando 2025, elaborado por Brand Finance, ha revelado un panorama desigual para América Latina en el escenario internacional. Mientras que Brasil, Argentina y México han visto estancamientos o retrocesos en su posicionamiento global, El Salvador ha emergido como la marca nacional de más rápido crecimiento en el mundo, escalando 35 posiciones hasta el puesto 82.
Brasil se mantiene estable en el puesto 31, pero Argentina cae al 42 y México al 43, afectados por bajas puntuaciones en Gobernanza, Educación y Ciencia, y Futuro Sostenible.
Sin embargo, dichas naciones continúan siendo altamente reconocidas en términos de Familiaridad, ubicándose en los puestos 12, 19 y 6, respectivamente, lo que refuerza su presencia en el imaginario global.
El Índice Global de Poder Blando de Brand Finance se basa en una encuesta realizada a más de 170,000 personas en más de 100 países, evaluando la percepción global de los 193 estados miembros de las Naciones Unidas.
A través de 55 métricas, se otorgan puntuaciones que reflejan el grado de influencia y atractivo de cada nación en la escena internacional.
Crece la brecha entre las marcas nacionales más fuertes y las rezagadas
A nivel global, el índice muestra una polarización creciente: los 10 países mejor posicionados han incrementado su puntaje promedio en 0.9 puntos, mientras que los 10 últimos han sufrido una caída de 3.0 puntos.
De manera similar, dentro del top 100, las puntuaciones crecieron 0.3 puntos en promedio, mientras que los 93 restantes cayeron 1.2 puntos, reflejando un entorno competitivo donde los avances de algunas naciones ocurren a costa del retroceso de otras.
Por primera vez, China ha superado al Reino Unido y se ubica en la segunda posición global, con una puntuación de 72.8 sobre 100, su mejor ubicación en la historia del índice.
Su ascenso ha sido impulsado por iniciativas estratégicas como la expansión de la Franja y la Ruta, su creciente enfoque en sostenibilidad, el fortalecimiento de marcas nacionales y su reapertura post-pandemia.
Mientras tanto, Estados Unidos sigue liderando el ranking, con un puntaje de 79.5 sobre 100, dominando en Familiaridad e Influencia, así como en tres de los ocho pilares del Poder Blando.
Sin embargo, su reputación ha sufrido una fuerte caída, descendiendo cuatro posiciones hasta el puesto 15, mientras que su calificación en Gobernanza bajó al décimo lugar, afectada por la polarización política y las tensiones de la campaña presidencial en curso, marcada por la posibilidad de un segundo mandato de Donald Trump.
El retroceso del Reino Unido refleja un período de estancamiento en su imagen global.
El retroceso del Reino Unido al tercer lugar, tras ser superado por China, refleja un período de estancamiento en su imagen global. Aunque su puntaje general no ha caído drásticamente, su falta de avances en Negocios y Comercio (donde descendió al sexto lugar) y en Gobernanza (que ahora ocupa el tercer puesto) ponen en evidencia la necesidad de reforzar su estrategia de Poder Blando.
Por otro lado, El Salvador ha experimentado un crecimiento notable en los ocho pilares de Poder Blando, destacando en Seguridad, Negocios y Comercio. Su éxito se ha visto impulsado por la reducción de la violencia de pandillas, lo que ha mejorado la percepción global de su estabilidad y gobernabilidad.
Además, su controvertida decisión de adoptar Bitcoin como moneda de curso legal en 2021 ha elevado su perfil internacional, aumentando la confianza en su capacidad de innovación financiera.
Konrad Jagodzinski, Director de Place Branding en Brand Finance, advierte que la competencia por la percepción global se ha convertido en un juego de suma cero, donde las naciones más influyentes siguen acaparando la atención y el afecto del público internacional, dejando a otras en el anonimato.
Este informe deja claro que la influencia de una nación ya no depende solo de su poder económico o militar, sino de su capacidad para adaptarse a los cambios, proyectar estabilidad y generar confianza en el escenario global.