La Administración Trump ha diseñado una estrategia para debilitar la alianza entre Pekín y Moscú
El secretario de Estado de EE.UU., Marco Rubio, ha defendido la necesidad de mantener una relación pragmática con China y Rusia, argumentando que tener a ambas potencias nucleares "pegadas al cuello" no beneficia la estabilidad global.
En una entrevista con el portal Breitbart News, que recoge Europa Press, Rubio destacó la importancia de recuperar la madurez diplomática en un contexto de tensiones crecientes."Hemos perdido la cordura en las relaciones diplomáticas", ha dicho.
Estrategia de EE.UU. para distanciar a Rusia de China
Rubio explicó que la Administración Trump ha diseñado una estrategia para debilitar la estrecha alianza entre Pekín y Moscú, ya que convertir a Rusia en un "socio menor permanente" de China sería perjudicial para los intereses de Washington.
Sin embargo, admitió que desvincular a ambos países no será fácil, especialmente porque China se ha convertido en un soporte económico clave para Rusia frente a las sanciones occidentales por la invasión de Ucrania.
Temor en Ucrania por el acercamiento de Trump a Putin.
El regreso de Donald Trump a la Casa Blanca ha marcado un giro radical en la política exterior de EE.UU. hacia Rusia. Trump ha mantenido varios encuentros de alto nivel con Vladimir Putin, con el objetivo de poner fin a la guerra en Ucrania.
Este acercamiento ha generado preocupación en Ucrania, que ha visto cómo Washington pasó de brindar apoyo militar y financiero casi incondicional a culpar a Kiev por el conflicto y sugerir una negociación de paz que podría comprometer sus intereses.
Rubio también destacó que la relación entre EE.UU. y China será la "gran historia del siglo XXI", reconociendo que, aunque habrá desacuerdos y enfrentamientos, es crucial mantener un diálogo con ambas potencias.
"Lo mejor es tener una relación", afirmó, subrayando la necesidad de evitar una dependencia excesiva de Rusia hacia China, lo que podría limitar las opciones diplomáticas de EE.UU. en el futuro.
Rubio aboga por una diplomacia equilibrada que evite polarizar las relaciones globales, mientras EE.UU. busca mantener su influencia en un escenario internacional cada vez más complejo.