Migración haitiana prepotente y brutal, haciendo todo lo que puede para destruir hasta los cimientos de nuestro territorio y nacionalidad.
Regreso después de unas vacaciones sin disfrute de nada material, aunque sí espiritual en demasía. Aunque lo mismo veo, escucho y leo cada día, sin que nada detenga la manecilla del reloj biológico de las personas y del mismo planeta.
Aquí, en nuestro siempre hermoso y querido país, seguimos con los mismos problemas: falta de respeto a leyes y postulados legales por falta de consecuencias para los violadores.
Corrupción galopante que violenta hasta algunos despachos.
Migración haitiana prepotente y brutal, haciendo todo lo que puede para destruir hasta los cimientos de nuestro territorio y nacionalidad, soberanía e independencia.
Porque se creen con derecho a disfrutar por la libre de todo lo bueno que tenemos, sin olvidar sus costumbres absurdas y sus interminables maneras de solucionar problemas, en vez de exigir en su lugar agendas de un desarrollo en libertad.
Los haitianos INDOCUMENTADOS ya están aquí asentados y a diario dan muestras de sus raras y violentas maneras de vivir que los DOMINICANOS no toleraremos nunca. Ellos abogan por prácticas inhumanas, sin respeto a la vida y sin amor por las libertades. NOSOTROS todo lo contrario.
Ellos, los haitianos INDOCUMENTADOS, se creen todavía los dueños de nuestro territorio, olvidando que desde febrero de 1844 nos separamos e independizamos y que ni los yanquis, canadienses y franceses podrán con NOSOTROS si pretendieren nuevamente ocuparnos o anexionarnos.
El gobierno, respetuoso de las libertades y los derechos de todos los dominicanos (incluyendo a los pro haitianos y a los amantes de regímenes enemigos de esas prerrogativas), debe actuar con cabeza fría, pero con firmeza absoluta, hasta hacer entender a los haitianos de aquí y de allá que no podemos ni vamos a seguir aceptando sus raras costumbres y violentas acciones. Y no porque sean negros o feos, porque de esos tenemos millones de dominicanos.
Debemos enfrentar nuestros problemas básicos económicos, eléctricos, acuíferos, educativos y de salubridad, sin perder de vista que el principal problema actual es el de la alta e insalubre migración haitiana que llega ya a varios millones.
Sin temer a nadie, ni a gobiernos ni a ONG, porque ya estamos en el limite de los llamados al mundo para que ayuden a Haití y a su gente a resolver en su territorio sus problemas.
Si no actuamos ahora, mañana será tarde, y solo podremos ver cabezas humanas rodando por doquiera, y fuegos sin controles, en un espectáculo donde nadie ganará nada.
26 de marzo de 2025.