El clima desata el caos ambiental destruyendo ecosistemas y economías locales
Los glaciares se derriten, los bosques arden, los ríos se secan y las tormentas arrasan comunidades enteras. América Latina y el Caribe enfrentan un colapso climático sin precedentes, donde incendios, sequías, inundaciones y huracanes más violentos son la nueva normalidad.
Un informe de la Organización Meteorológica Mundial (OMM) confirma que 2024 fue el año más caluroso o el segundo más caluroso jamás registrado en la región. La temperatura media fue 0.90°C superior a la de 1991-2020, una cifra alarmante en el contexto del Acuerdo de París, que busca evitar que el planeta supere los 1.5°C de aumento antes de 2050.
Las sequías destrozaron la Amazonia y el Pantanal, reduciendo las lluvias entre 30 % y 40 %. Ríos clave, como el Negro en Manaus y el Paraguay en Asunción, alcanzaron niveles mínimos históricos, amenazando el acceso al agua y el equilibrio ecológico.
Destrucción imparable: incendios, huracanes y el fin de los glaciares
El fuego consumió vastas regiones del Amazonas, el Pantanal, Chile, México y Belice, superando récords de destrucción. En Chile, los incendios dejaron más de 130 muertos, la peor tragedia desde el terremoto de 2010.
Por otro lado, las inundaciones en Río Grande do Sul, Brasil, se convirtieron en la catástrofe climática más letal del país, con más de 180 víctimas y daños agrícolas superiores a 1,500 millones de dólares.
Los glaciares están desapareciendo a un ritmo aterrador. Desde el siglo XIX, los Andes han perdido el 25 % de su hielo, y el derretimiento en los trópicos es 10 veces más rápido que la media global. Venezuela perdió su último glaciar, el Humboldt, y se unió a la corta lista de países sin estas formaciones de hielo.
En el Caribe, Beryl, el huracán más potente y temprano jamás registrado, dejó un rastro de devastación en Granada y sus dependencias.
El colapso climático está destruyendo la agricultura y la seguridad alimentaria, con cosechas y ganado perdidos y cadenas de suministro interrumpidas. La estabilidad de millones de personas está en peligro.
Tecnología y energías renovables: la lucha por frenar el desastre climático
En medio de la crisis, la tecnología climática y las energías renovables emergen como herramientas clave de resistencia. Costa Rica ha desarrollado modelos basados en inteligencia artificial para prever vientos, mientras que Chile utiliza paneles solares flotantes para mitigar la evaporación de grandes cuerpos de agua.
La energía solar y eólica creció un 30 % en capacidad, y las energías renovables representan el 69 % de la matriz energética regional, un avance crucial en la lucha contra la crisis ambiental.
Pero el tiempo se agota. Sin acciones drásticas, América Latina seguirá siendo un campo de batalla donde el clima dicta las reglas, destruyendo vidas y ecosistemas sin piedad. Con datos de la agencia IPS