El régimen militar añadió 16 nuevos fallecidos y señaló que aún hay 214 personas desaparecidas.
La devastación causada por el terremoto de magnitud 7,7 que golpeó el centro de Birmania el pasado 28 de marzo no cesa. La junta militar birmana elevó este domingo la cifra de muertos a 3.471 personas, mientras que los heridos confirmados se redujeron a 4.671, aunque persisten serias dudas sobre la veracidad del balance oficial.
El potente sismo, que también se sintió en partes de China y Tailandia, ha desatado una emergencia humanitaria sin precedentes recientes en la región.
En su más reciente informe, el régimen militar añadió 16 nuevos fallecidos al conteo del sábado y señaló que aún hay 214 personas desaparecidas, recoge Europa Press.
Los datos oficiales chocan con versiones independientes del desastre humanitario
Aunque la cifra gubernamental ya es alarmante, medios como Democratic Voice of Burma contradicen el informe militar. De acuerdo con sus fuentes, ya se registran al menos 4.173 fallecidos, 6.168 heridos y 769 personas desaparecidas hasta el sábado, números que aumentan la gravedad de lo que ocurre en el país.
Organizaciones de rescate locales e internacionales informaron que lograron rescatar a 653 sobrevivientes atrapados entre los escombros, y que han recuperado 682 cadáveres durante las últimas horas. Los trabajos continúan, pero las condiciones de seguridad y acceso son precarias, especialmente en las zonas rurales más afectadas.
Una tragedia natural que golpea a un país ya devastado
Birmania no solo enfrenta una catástrofe natural, sino que vive desde hace más de tres años una profunda crisis política y social. El golpe de Estado militar en febrero de 2021, que anuló los resultados de las elecciones democráticas de 2020, desató una guerra civil que ha desangrado al país y debilitado sus instituciones.
La combinación del conflicto armado interno con los efectos del terremoto ha dejado al pueblo birmano en una situación extrema de vulnerabilidad, pobreza y desplazamiento.
Mientras los militares concentran los esfuerzos en el control territorial, las víctimas del desastre esperan una respuesta humanitaria que no llega con la urgencia necesaria.