La geopolítica de los aranceles, ni los aranceles de la geopolítica no funcionarán porque la globalización prometida.
En menos de cien días, la Administración de Donald Trump ha cambiado el mundo, esto es: la globalización o mundialización que las multinacionales convertidas en transnacionales idearon para el control del mundo más allá de las ideologías, más allá de los Estados nación, si no ha terminado está en graves aprietos. Crearon un mundo a su imagen y semejanza donde, por vez primera, las multinacionales son más fuertes, desde la perspectiva económica, que los estados. Es decir, ya los estados no están al servicio del interés general de la nación sino al servicio del interés particular de las transnacionales. Únase a ello, la creación de un mundo unipolar donde basta con trazarles líneas a Bruselas y desde Washington para que todo quede a pedir de boca.
Es decir, para controlar el mundo, los estados, las economías todo. Pero, Rusia ha dicho no y China ha emergido como primera potencia mundial, como la fabrica del mundo, como la sede de las nuevas tecnologías que es como decir la dueña del mundo. Esto implica un desafío cuya primera consecuencia es la política proteccionista o arancelarias de Trump, pero, incluso dentro del gobierno republicano hay controversia sobre la conveniencia de dicha política porque implica deshacerse de aliados tradicionales simplemente porque ya EEUU no está en capacidad de subvencionar la seguridad del denominado mundo libre.
Así, los llamados woke, es decir: los Rothschild, los Blackrocks, los Soros, los Blumberg, etc., han pasado a quedar en aprietos. Esta izquierda woke desde las ideologías, pero imperialistas en el plano económico están ahora enfrentadas a los soberanistas, a los proteccionistas, en una palabra, la derecha liberal versus la extrema derecha, se encuentran enfrentados. Los primeros defienden cambios cosméticos al estilo del gatopardismo, pero destruyendo los valores occidentales con tal de exprimir más a los pueblos haciéndoles creer que viven en el mejor de los mundos. Por intermedio de una burocracia mundial bien aceitada que les permite seguir siendo el capitalismo financiero del mundo, un mundo dirigido por la banca comercial por intermedio del crédito a los estados.
Pero los proteccionistas, aferrados a los valores del nacionalismo tradicional conservador con Donald Trump a la cabeza y Putin como aliado, pretenden correr la rosca. La emergencia de China en principio aliada de los woke, pero con su propia agenda ha sido vista como amenaza desde el primer gobierno de Trump periodo en el cual se le quiso impedir el acceso a alta tecnología como mecanismo para detener su ascenso. Esto no resultó y ahora, en el segundo mandato de Trump, el problema ya no son los microchips porque China los ha superado o bien está a la par. El problema ahora es la sobrevivencia del dólar. Ese mecanismo base del sistema monetario internacional que junto a las armas son los principales recursos del Tío Sam.
Se pretendió que la democracia occidental era el mejor de los sistemas políticos y económicos, ahora vemos que dicha postura habrá de ser revisada. La verdad oculta es que la referida democracia alcanzó cierto tope con el Estado de bienestar, pero, luego, paulatinamente, fue siendo recortada por el neoliberalismo y hoy en día es poco lo que queda de ella, sin hablar del daño al medioambiente, el dispendio de recursos no renovables y la concentración de riquezas. Es decir, el modelo unipolar requiere reajustes. Al parecer, ni los woke, ni Donald Trump están en capacidad de renovarlo porque todos los valores institucionales, democráticos y constitucionales de occidente han sucumbido en Gaza. De nuevo estamos ante el fascismo como solución a una crisis que no se vio venir.
Nada se habla del modelo chino. Al parecer, es suficiente con satanizarlo. Sin embargo, estamos obligados a hablar del mismo porque occidente y su democracia arancelaria no parecen conducir a más democracia; en cambio, el modelo de economía planificada de China con mercado abierto y participación de la gente con elevación de su calidad de vida y nivel de consumo, merecen ser tomados en cuenta.
La retorica tradicional de imperio en ascenso y imperio en declive no es suficiente, al revés, podría ser un gran error que impida, como en el pasado, que la razón primer sobre la fuerza. Esto de que uno mande a la manada y el resto obedezca, no es razonable, ni democrático. Tampoco la postura de vasallo que Europa ha asumido constituye solución. Sería más cuerdo avocarse a una solución inclusiva donde las opiniones de los ciudadanos -y no solo las de las transnacionales., cuenten al momento de decidir. Está claro que la utopía de George Orwell y su granja, tampoco funcionan. De buenas a primeras, se dijo que la URSS colapsó por ineficiencia económica, sin embargo, todo occidente, ha estado imitando el modelo soviético en sus peores taras solo porque benefició a los oligarcas y ahora todos en occidente desean igualarlos.
La geopolítica de los aranceles, ni los aranceles de la geopolítica no funcionarán porque la globalización prometida, puesta en marcha por EEUU, ya es irreversible, no por la causal económica sino por imperativos tecnológicos. Es decir, Luhmann ha ganado la partida, somos una aldea global para bien o para mal y, solo un cataclismo o la guerra, pueden decir otra cosa y nadie en su sano juicio puede perseguir ni la una de la otra. Desgraciadamente para Netanyahu, ya no es tiempo de exterminios, ni de imperios, es tiempo de cohabitación.
- Si bien los controles económicos del mundo son de ideología sionista, la realidad es que esta es una media verdad porque, aun siendo cierta, lo cual dudamos, ignora que China, India y Rusia tienen otros millonarios que ninguna relación guardan como el mundo hebreo a no ser riquezas.
¿Qué espacio queda para Europa, África, Latinoamerica y Oceanía en un mundo de oligarcas dispuestos a cargarse el mundo primero con aranceles y luego con la guerra? Nos parece que la respuesta es difícil, pero queda claro que, de la misma depende el futuro porque los comidities siguen siendo esenciales en la guerra de los oligarcas, por tanto, esas regiones del mundo cuentan con las mejor de las armas, solo necesitan aprender a decirle no a los imperios y a las transnacionales.
Un buen ejemplo son los BRICS estos países ya están trazando nuevos rumbos. Esto es cooperación, racionalidad y un nuevo horizonte para la humanidad. La especulación no puede ser el camino. Donald Trump es en sí mismo, la arrogancia personificada de EEUU, pero, la franqueza con que plantea sus puntos de vistas es preferible a la hipocresía de los lideres europeos. Lo ocurrido con Marie Le pen, en Georgia, en Rumanía, etc., es puro fascismo nadie que ver con democracia. De modo que, Europa se hunde sola. Una mala noticia para el resto del mundo.
Ya se ha visto que los aranceles de Trump son un punto de partida para la negociación y para definir a China como el adversario. Pero lo de Panamá, Groenlandia, Canadá y Ucrania, plantea la postura anti democrática a la que los pueblos del mundo deben oponer resistencia porque junto a la agonía de Gaza, avergüenzan a la civilización occidental.
Finalmente, la geopolítica no tiene otra salida más que la de Luhmann en caso contrario, pereceremos todos. DLH-11-4-2025