Tensión global, dólar debilitado y bancos centrales impulsan esta tendencia
El oro ha vuelto a demostrar su hegemonía financiera global. Este miércoles, el metal precioso marcó un nuevo hito histórico al superar los $3,300 por onza, con un máximo intradía de $3,317.90, consolidándose como el activo refugio por excelencia en medio de una tormenta económica mundial.
Según el estratega de mercados Quásar Elizundia, de la firma Pepperstone, este impresionante ascenso no es un fenómeno aislado, sino el reflejo de una tormenta perfecta de factores: tensiones geopolíticas, fragilidad estructural del dólar estadounidense y una estrategia de diversificación de reservas por parte de bancos centrales, que han fortalecido la demanda del metal dorado.
En particular, la debilidad del dólar, que opera cerca de sus mínimos de tres años, ha sido clave. Un billete verde más débil abarata el oro para inversores internacionales y le resta atractivo a otros activos denominados en dólares. Esto ha erosionado su rol tradicional como refugio, desplazando esa confianza hacia el oro.
Rendimiento en 2025 supera expectativas y rompe barreras técnicas clave
El oro acumula más de 26% de ganancia en lo que va del año, acercándose a la cifra récord de 28% que alcanzó en 2024. ¿Qué lo impulsa? Tres motores fundamentales:
- Inestabilidad global persistente: conflictos activos y tensiones entre potencias como EE.UU. y China han revivido el interés por activos seguros.
- Expectativas sobre la Reserva Federal: con el mercado atento a las señales de recortes de tasas de interés, el costo de oportunidad de mantener oro disminuye.
- Compras estratégicas de oro por bancos centrales: países como China han triplicado sus reservas, enviando un claro mensaje: el oro es un pilar del nuevo orden monetario.
Desde una perspectiva técnica, el oro ha roto resistencias clave. Superada la barrera de los $3,300, los analistas ahora observan los $3,351 como próximo nivel de atención, con un objetivo de mediano plazo que podría empujarlo hacia los $3,734 por onza si las condiciones se mantienen.
El mensaje del mercado es claro: el oro ha recuperado su corona y se perfila como uno de los activos más sólidos y confiables en un 2025 cargado de riesgos e incertidumbres.