Mujeres en el poder vaticano: ¿avance o simulacro frustrado?
La idea de que una mujer podría convertirse en secretaria de Estado del Vaticano ya no es una utopía impensable, al menos para Giovanni Maria Vian, exdirector del diario oficial del Vaticano L’Osservatore Romano y autor del libro El último Papa.
En una entrevista reciente con Europa Press, Vian aseguró que si se reforma el Código de Derecho Canónico, no habría impedimento alguno para que una mujer llegara incluso a ocupar el cargo de cardenal secretaria de Estado, el segundo más importante en la jerarquía eclesiástica tras el del Papa.
El planteamiento, que hasta hace poco sonaba herético en los pasillos del Vaticano, ya había sido adelantado por la historiadora y periodista Lucetta Scaraffia en su novela La Mujer Cardenal. Sorprendentemente, incluso el actual cardenal secretario de Estado, Pietro Parolin, reconoció públicamente la posibilidad de que una mujer llegue a ocupar dicho puesto, demostrando que el debate interno ya está abierto, aunque sin decisiones concretas a la vista.

Vian matiza que es más probable ver a una mujer convertida en cardenal, dado que se trata de un cargo de carácter honorífico y consultivo, y no sacerdotal. En cambio, ve más lejana la posibilidad de una obispa, ya que el episcopado está vinculado al sacramento del orden, actualmente reservado solo a varones.
Pese a ciertos nombramientos simbólicos, como el de Simona Brambilla al frente de un dicasterio, Vian denuncia que se mantuvo una figura masculina —un "proprefecto"— con la aparente misión de controlar, asesorar o supervisar su gestión. Un movimiento que, lejos de representar un verdadero avance, refleja la persistencia de estructuras patriarcales aún vigentes en el núcleo del poder eclesial.
Reformas vaticanas: luces encendidas, promesas rotas y retrocesos silenciosos
Al analizar la gestión de Francisco, Vian no se guarda palabras. Define las reformas como “a media luz”, con muchas buenas intenciones pero resultados insatisfactorios. Recuerda que, desde su primer año de pontificado, el Papa manifestó su voluntad de reformar la Iglesia, pero terminó desviando su atención hacia la gestión de escándalos financieros que lo obligaron a priorizar el área económica.
A más de una década de su elección, la reforma financiera sigue sin concretarse. Como ejemplo, Vian cita la reciente creación de una comisión especial para promover donaciones y paliar el déficit del Vaticano. El balance económico de la Santa Sede continúa siendo crítico, una muestra de que las transformaciones estructurales no han dado los frutos esperados.
Pero para el periodista e historiador italiano, el verdadero escándalo que aún minimiza la credibilidad de la Iglesia es el de los abusos sexuales cometidos por clérigos. "Hay abusos por todas partes", afirma, y mientras países como Francia han reaccionado con firmeza, otros como Italia, España, Chile o Bolivia mantienen una postura tibia o de silencio cómplice.
El próximo Papa tendrá una agenda colosal
En ese contexto, Vian sugiere que el próximo Papa tendrá una agenda colosal: sanar la división interna, restituir el principio de colegialidad promovido por el Concilio Vaticano II, fortalecer la diplomacia vaticana y adoptar un estilo de gobierno menos personalista y más inclusivo.
Critica además el estilo solitario de Francisco, que ha desconfiado tanto del entorno curial como del jesuita. “No se puede gobernar solo”, advierte, y aunque valora su intención de liderar desde la humildad, considera que el actual Papa ha ejercido un poder casi absoluto, sin precedentes en la historia moderna del pontificado.
Sobre la reciente tendencia de canonizar a Papas, Vian también es escéptico. La considera una práctica imprudente, y sugiere que la devoción hacia los pontífices debería permanecer en el plano personal y espiritual, no institucionalizarse como norma.
Convencido de que Francisco no renunciará
Finalmente, Vian se muestra convencido de que Francisco no renunciará, pese a su delicado estado de salud, que lo mantuvo hospitalizado durante 37 días.
“Hace bien en no dejar el cargo", señala, "porque una Iglesia con dos papas vivos en funciones o retirados puede convertirse en un campo de batalla ideológico”.
Para Vian, el sucesor de Francisco no solo deberá continuar con las reformas, sino también restaurar la confianza en una institución que aún arrastra heridas abiertas.