De modo que, el modelo de vida de EEUU se caracteriza por contar con cuatros niveles estructurales de deudas.
El sueño “americano” funcionó sobre las bases de que la calidad de vida de la población estaba garantizada por la pujanza de una clase media muy estable y con acceso a todo el bienestar de las clases altas. Esta guarnición de prosperidad económica incluía a los inmigrantes. De modo que EEUU pasó a ser llamado el país de las oportunidades. Esto funcionó por mucho tiempo, pero llegó a su fin. Es decir, USA pasó de ser un país en ascenso económico, a ser un país en descenso económico. Dicho de otro modo, en algún momento de su desarrollo, el modelo americano colapsó porque de ser la economía del ahorro pasó a ser el país del crédito. Esto tiene implicaciones dramáticas porque de ser el país del capitalismo, de la propiedad, ha pasado a ser el país de los endeudados, de los que viven del crédito. Esto ha sido tan dramático que incluye a la totalidad de la población, endeudados están los empresarios, la clase media, los pobres e incluso, el propio Tío Sam.
De modo que, el modelo de vida de EEUU se caracteriza por contar con cuatros niveles estructurales de deudas, a saber: a) deudas hipotecarias, b) deudas de autos, c) deudas de tarjetas de créditos, d) deudas escolares, e) deudas sanitarias. Esto es: la clase media de EEUU vive en viviendas que no les pertenecen porque pertenecen a la banca hipotecaria, los demás, simplemente pagan alquiler a caseros, es decir a terceros no banqueros directos. Es la promesa woke de que, “no tendremos nada, pero seriamos felices”. Así califican los neoconservadores el desastre. Los vehículos de los ciudadanos promedios de los EEUU no les pertenecen son vehículos a créditos que constantemente renuevan. Es decir, se reenganchan en otros créditos cuando se desprecia el vehículo, pero no se ha liquidado el crédito; luego vienen las tarjetas de créditos, es decir el ciudadano promedio de EEUU todo cuanto consume lo hace por intermedio de una tarjeta de créditos que, si bien es una facilidad, la realidad es que constantemente, se encuentra endeudado. Incluso, las vacaciones son a crédito.
Por demás, en USA, se podía estudiar y obtener un título que garantizaba un empleo estable, prácticamente de por vida, con múltiples posibilidades de ascenso, es decir de mejora de la calidad de vida. Hoy en día, quien obtiene una beca, divide su vida en dos etapas, una primera en que está estudiando y, la segunda, se la pasa buscando un empleo estable y pagando su deuda escolar. Por último, sin que esta lista sea limitativa, la salud se encuentra privatizada. De modo que está prohibido enfermar porque el tema sanitario puede endeudarte hasta destruir su estabilidad económica, tu calidad de vida e incluso hundirte hasta la miseria.
En pocas palabras, la nivelación social que obtuvo la sociedad estadounidense con base al ahorro, ahora ha sido destruida por la política crediticia de una oligarquía transnacional que ha hecho entrar a EEUU en una franca decadencia, a todas luces irreversible. O, mejor dicho, ha eliminado la posibilidad de la nivelación social para pasar a la concentración de caudales en pocas manos. Del ascenso, EEUU, ha pasado al descenso, pero en lugar de eliminar el modelo del crédito que la condujo al piso, ha optado por una política negacionista, esto es: trata de hacer creer que su política sigue saludable cuando la realidad es que se encuentra en estado de coma. El precio de un auto de Tesla en contraposición al precio de un auto chino da una idea del saqueo. Es el país de y para las transnacionales, las cuales, por demás han abandonado el país en busca de explotar a otros. El reto de Trump es devolverlas a casa.
Por otra parte, el Tío Sam ha fracasado en llevar a ejecución una política de buen vecino, es decir integracionista con sus aliados naturales a ambos lados del Atlántico. Es más, en su desesperación, USA ha enfilado sus cañones arancelarios hacía Canadá y México. Es la voz de la desesperación, del descenso, de la caída. Es como dijo, Albert Camus: “Los malos son los otros, pero ahora somos nosotros mismos”. El modelo soviético se ha reiniciado en EEUU, lo que ayer no funcionó hoy tampoco lo hará porque el sistema económico sea diferente. EEUU debería ser más creativo. Si ayer los inmigrantes hicieron grande a EEUU, no puede ser verdad que su expulsión signifique ¡make greadest a USA! La URSS desarrolló su economía planificada haciendo que los del COMECOM o comunidad de naciones socialistas se centran en la producción de su producto más abundante y desarrollaran un trueque que, supuestamente, armonizaría la economía sin producir desigualdades. Cuba es ejemplo de que eso no funcionó.
Ahora, las transnacionales y las multinacionales han reproducido ese modelo y los resultados están a la vista, pues mientras la globalización hace que ningún país produzca más que aquellas partes en las que es eficiente, el mercado depende de todos. Esto quedó claro durante la pandemia. El resultado fue un desabastecimiento inaudito. Todavía ocurre igual, porque las medidas arancelarias hacen que la fábrica del mundo, es decir el país donde no se siguió ese modelo, sino que, por el contrario, centraron su producción en productos acabados en la misma fábrica, ahora se muestre delantero que es el caso del socialismo de mercado de China.
EEUU está llamado a cambiar su política de Gran Garrote hacia Latinoamerica y Europa por una política de buen vecino basada en el ahorro y la colaboración no unilateral. EEUU será contenido por el resto del mundo porque la economía de hoy no deja espacio para imposiciones. La realidad es que, cuando el mundo -a sugerencia de EEUU-, asumió el mercado, USA perdió su hegemonía sencillamente porque una política económica basada en mercados convierte en ganador a aquel país que tiene el mayor mercado. Esto es: el poder económico fue transferido a los asiáticos; primero a Japón, luego a Singapur, a Corea y, finalmente, a China. Bajo esta lógica la próxima transferencia beneficiará a India. Ya los BRICS integran en políticas de cooperación económica basada en mercados a más del cincuenta por ciento de la población mundial. USA y Europa solo suman el 27 por ciento, los BRICS más del 37 por ciento.
¿Cómo pasar de la economía del crédito a la economía del ahorro? Este es el gran reto de EEUU, me luce que, sin una integración, en igualdad de condiciones, con toda Latinoamerica, no lo conseguirá. Con mucha antelación, pensadores estadounidenses, llamaron la atención sobre esta prioridad. Si en el pasado no se puso atención a ello, ahora ha llegado el momento de hacerlo por necesidad. Esto significa que más que un gobernante arrogante, el país de las transnacionales, las multinacionales, los inmigrantes y la clase media, requieren de un gobernante de bajo perfil que haga el trabajo junto a las élites pensantes, las universidades y los centros de investigación. Es decir, los CEO deben tomarse unas vacaciones antes de que el colapso de sus empresas sea total.
Como ordinariamente se dice, cuando a EEUU le da gripe a Latinoamerica le da pulmonía. Por tanto, hay tiempo todavía para pasar de la arrogancia oligárquica a la pasividad de una democracia republicana. Porque, a ojos vistas, los demócratas le han fallado a la nación y al mundo con posiciones alocadas de falsos valores para la clase media y total genuflexión hacia los grandes capitales. La consigna es obvia, estamos todos en el mismo barco, como en el titanic. DLH-20-2025