Proyecto busca crear comisión que estudie impactos en RD y América Latina
Nueva York.- En un movimiento que busca reconciliación y verdad, el congresista estadounidense Adriano Espaillat (demócrata por Nueva York) anunció que reintroducirá a finales de abril un ambicioso proyecto de ley. La iniciativa, titulada Ley de la Comisión sobre las Ocupaciones de Estados Unidos en las Américas, propone crear un organismo independiente para investigar los efectos de las intervenciones militares y políticas de EE.UU. en América Latina y el Caribe durante el siglo XX, con especial atención a países como la República Dominicana.
Un pasado que demanda respuestas
Espaillat, el primer congresista de origen dominicano en EE.UU., subrayó que estas intervenciones —muchas de ellas marcadas por la fuerza y la injerencia— dejaron secuelas profundas en la estabilidad política, económica y social de las naciones afectadas. Desde ocupaciones militares hasta apoyo a regímenes controvertidos, las acciones estadounidenses generaron resentimiento y fracturas que persisten hoy.
"Es hora de confrontar nuestro pasado con honestidad", declaró Espaillat. "Esta comisión no solo buscará la verdad, sino que también explorará vías para la reparación y la reconciliación".
Objetivos clave de la comisión
La futura comisión tendría tres ejes principales:
- Investigación histórica: Documentar las intervenciones de EE.UU. en la región, incluyendo las ocupaciones en República Dominicana (1916-1924 y 1965), Cuba, Nicaragua y otros países.
- Impacto socioeconómico: Analizar cómo estas acciones afectaron el desarrollo democrático y económico de las naciones intervenidas.
- Recomendaciones: Proponer medidas concretas, desde disculpas formales hasta compensaciones simbólicas o materiales.
El caso dominicano: cicatrices aún visibles
Para República Dominicana, este proyecto reviste especial importancia. La ocupación militar de 1916-1924, por ejemplo, reorganizó las fuerzas armadas y la economía local bajo control extranjero, mientras que la intervención de 1965 durante la Guerra Civil dominicana dejó miles de muertos y un clima de polarización.
"Estas intervenciones no fueron simples notas al pie en la historia", explicó Espaillat. "Moldearon el presente de estos países y exigen un reconocimiento oficial".
Camino hacia la reparación
Aunque el proyecto enfrenta desafíos políticos —especialmente en un Congreso dividido—, defensores de los derechos humanos y académicos lo ven como un paso crucial. Organizaciones como el Centro para la Justicia Global han respaldado la iniciativa, destacando que EE.UU. debe asumir responsabilidad por su injerencia en la región.
"Hablamos de memoria histórica, pero también de justicia", afirmó Laura Richardson, experta en relaciones internacionales. "Una disculpa formal o fondos para programas educativos podrían ser un primer gesto".
¿Qué sigue?
Espaillat espera presentar el proyecto antes de mayo y buscará apoyo bipartidista. Mientras tanto, la diáspora dominicana y otros grupos latinos en EE.UU. han comenzado campañas de sensibilización, usando redes sociales y foros públicos para presionar por su aprobación.
En un momento en que la política exterior estadounidense es revisada bajo lentes críticos, esta ley podría marcar un precedente: el de un país dispuesto a enfrentar su historia para construir puentes hacia el futuro.