El presidente participó en la misa fúnebre en nombre del pueblo dominicano.
Santo Domingo.– El presidente Luis Abinader retornó este domingo a República Dominicana luego de asistir a las honras fúnebres del papa Francisco, celebradas el sábado en la Plaza San Pedro, en la Ciudad del Vaticano. El mandatario viajó acompañado de la primera dama, Raquel Arbaje, y del presidente de la Cámara de Diputados, Alfredo Pacheco, en representación oficial del pueblo dominicano.
A su llegada, a las 4:50 de la tarde en la Base Aérea de San Isidro, fue recibido por el ministro de Defensa, teniente general Carlos Fernández Onofre, junto a altos mandos militares. La ceremonia de bienvenida reafirmó el carácter solemne de la misión presidencial.
Durante su estancia en el Vaticano, Abinader sostuvo un encuentro informal con el expresidente estadounidense Donald Trump, en el que también participó Raquel Arbaje. Aunque no trascendieron detalles de la conversación, el gesto reflejó la cercanía entre ambos líderes en un momento de recogimiento internacional.
El funeral marcó la despedida de Jorge Mario Bergoglio, quien en 2013 se convirtió en el primer papa latinoamericano, jesuita y en adoptar el nombre de Francisco, en homenaje a San Francisco de Asís. En un giro histórico, sus restos descansan en la Basílica de Santa María la Mayor, y no en las tradicionales grutas de San Pedro.
En su cuenta de X (@luisabinader), el presidente dominicano destacó el legado de Francisco, subrayando su liderazgo en la promoción de la paz, los derechos humanos y el apoyo a los más vulnerables. Aunque el papa no visitó nunca la República Dominicana, mantuvo un vínculo cercano y constante, acompañando al país en momentos clave.
Durante su pontificado de 12 años, Francisco dejó una huella imborrable en la Iglesia dominicana, nombrando a nuevos obispos como Héctor Rafael Rodríguez Rodríguez, Jesús Castro Marte y Carlos Tomás Morel Diplán, entre otros. También elevó a arzobispos a Freddy Antonio de Jesús Bretón Martínez en Santiago de los Caballeros y Francisco Ozoria Acosta en Santo Domingo.
La participación del presidente Abinader en estos actos fúnebres no solo representó un gesto diplomático, sino también un homenaje sincero a una figura religiosa que dejó profundas huellas en América Latina y el mundo.