Las expresiones de repulsa a la masiva presencia de ilegales haitianos se iniciaron en Friusa, en Bávaro, Punta Cana.
Las medidas migratorias sin precedentes en la historia democrática de la República Dominicana que lucha tenazmente para no ser asfixiada económica y socialmente por la terrible crisis haitiana y su éxodo masivo merecen el apoyo de nuestros ciudadanos.
No hay vuelta atrás, o enfrentamos enérgicamente esa gravísima situación o perdemos nuestra identidad, cultura y territorialidad.
Pero quedan pendientes muchas luchas contra los traidores de la gesta de Juan Pablo Duarte, Francisco del Rosario Sánchez y Matías Ramón Mella, inclusive, entre sectores supuestamente de la izquierda revolucionaria, integrantes del coro pro-haitiano, como parte de su deuda con entidades internacionales que los auspician.
Afortunadamente, ha crecido un movimiento nacionalista y de conciencia nacional que se expresa en manifestaciones públicas en diversas localidades, convocadas por la organización Antigua Orden Dominicana, que encabeza el nacionalista Ányelo Vásquez, cabeza visible del rechazo a la inmigración ilegal de haitianos.
En todos los noticiarios de televisión del país la gente manifiesta respaldo a las deportaciones de los ilegales, lo que debe llamar la atención de los líderes de oposición, que siguen observando pasivamente uno de los problemas sociales y económicos más dramáticos de nuestra democracia.
No se trata de lanzar críticas a las medidas migratorias emprendidas por las autoridades sino de aportar soluciones dirigidas a la preservación de nuestros valores y simbología patria.
En ese contexto, los presidentes Leonel Fernández, Hipólito Mejía y Danilo Medina deben acudir a la invitación que le hará el actual mandatario para afrontar en conjunto esa problemática.
El presidente de la República, Luis Abinader, ha insistido para que el liderazgo opositor se integre con planteamientos concretos dirigidos a solucionar ese drama, lo cual es una magnífica oportunidad para fortalecer el diálogo y la convivencia democrática nacional.
Las expresiones de repulsa a la masiva presencia de ilegales haitianos se iniciaron en Friusa, en Bávaro, Punta Cana, con una marcha que logró gran apoyo ciudadano en todo el país, incluso, más reciente, frente al Palacio Nacional.
El Parque Independencia, en el área céntrica capitalina, epicentro del Alta de la Patria, donde reposan nuestros fundadores de la Patria, se convirtió en ambiente de confrontación que pudo generar una desgracia.
Hubo gentes tan osadas, que pretendieron llevar hasta la tumba de los creadores de nuestra nacionalidad, la presencia de haitianos ilegales. ¡Bárbaros y traidores!
Se impuso, felizmente, la cordura y firme decisión de quienes aman y defienden al país, evitándose así una tragedia de dimensión inimaginable.
Muy bien, la medida adoptada por el Ministerio de Interior y Policía de prohibir categóricamente la presencia de extranjeros en tan magno monumento, lo que habría sido una bofetada a la dominicanidad y una provocación violenta contra la paz y el sosiego de nuestra sociedad.
Igualmente, fue correcta la vigilancia policial en toda la Zona Colonial de Santo Domingo, como garantía del orden ciudadano y la movilidad social y comercial en esa icónica zona.
Encrucijada haitiana
Los obreros, campesinos y marginados haitianos, estos últimos mayoría, no se imaginan la encrucijada en que viven, por el fracaso de sus gobernantes y, ahora, agravada ante el pandillerismo y anarquía.
O se lanzan al mar o penetran a como dé lugar a la República Dominicana, su vecino fronterizo, cuyas autoridades han tenido que aplicar medidas migratorias sin precedentes, expulsando masivamente a los ilegales y estableciendo un protocolo para frenar la denominada “invasión del útero”, pesadilla diaria en los hospitales públicos del país caribeño, donde las embarazadas haitianas son predominantes.
En las últimas dos semanas las maternidades La Altagracia y San Lorenzo de Los Mina, en el Distrito Nacional, redujeron en casi un 60% los partos de haitianas. Igualmente, ocurre en los hospitales de Barahona, Hato Mayor del Rey, El Seibo y Santiago, según reporte del Servicio Nacional de Salud.
La seguridad en la frontera ha sido redoblada y el presidente Luis Abinader hizo un recorrido por la zona previo a partir hacia Roma, Italia, al funeral de Estado del Papa Francisco.
Abinader dirigiéndose a las tropas que vigilan la franja fronteriza dijo: “ustedes son los ojos de la Patria”. Estuvo en las áreas limítrofes de Dajabón, Elías Piña, Jimaní y Pedernales.
El límite de la paciencia ha llegado hasta los dominicanos que ya han comprendido exactamente las consecuencias de seguir cargando con el terrible peso de la miseria haitiana.
Límite de paciencia
Ningún país debe ser obligado a cargar con las penurias del otro, aunque sea vecino y ligado históricamente por el destino y circunstancia.
La continua presión de organismos internacionales como la ONU, ACNUR y Amnistía Internacional que continuamente atacan a la República Dominicana, acusándola de racista y xenofóbica con los haitianos, merecen el rechazo de los dominicanos.
¡Enhorabuena!, porque nos estamos levantando gallardamente con masivas protestas por la desbordada presencia de haitianos en el territorio nacional, y también, rechazando enérgicamente esas inaceptables injerencias en las decisiones legítimas de las autoridades ante este drama migratorio.
Las autoridades dominicanas están inmersas en una cruzada contra la migración irregular de haitianos sin precedentes en la historia contemporánea, que debe ser respaldada por todos los que creen y aman su patria, de lo contrario, las consecuencias serían funestas para las futuras generaciones.
¿Por qué los representantes de esas entidades que nos asedian a diario no acuden personalmente al territorio haitiano para ayudar a construir una nueva sociedad, donde impere el orden, justicia y bienestar?
En vez de fustigar a las autoridades dominicanas por la adopción de legítimas medidas para enfrentar la inmigración irregular de haitianos en el país, esos burócratas deberían acudir a Haití a trabajar por la pacificación de ese territorio.
Como bien lo expresó Abinader esas entidades de derechos humanos deben irse a trabajar por los haitianos en su país.
Delito Migratorio
Una de las disposiciones certeras en la lucha por parar la masiva presencia de haitianos ilegales en suelo dominicano es la creación de una unidad de delito migratorio a través de la Procuraduría General de la República, que perseguirá las redes de tráfico Ilícitos de Migrantes y Trata de personas.
Oportuna y necesaria esta unidad investigativa contra los traficantes migratorios.
Artículo de Manuel Díaz Aponte