Las portadas de los principales diarios del mundo preguntan, ¿qué pasará ahora después que Estados Unidos matara al general iraní Qasem Soleimani?.
Otro conflicto internacional con posibilidades de perdurar en el tiempo, convirtiéndose en un marco de maniobra del presidente Donald Trump que busca distraer la atención de los estadounidenses para “opacar” el juicio político en su contra y reducir las tensiones internas antes de las elecciones de noviembre venidero.
Trump como lo hicieron anteriores gobernantes norteamericanos apela al golpe de efecto para minimizar cuestionamientos del electorado norteamericano sobre su política exterior.
La industria armamentista de pláceme cuando nuevamente suenan los tambores de guerra en un mundo donde los intereses particulares tienen más valor que la protección humana.
Los iraníes de su lado, están inmerso en el velatorio de su insignia militar, pero también han lanzado misiles sobre objetivos estadounidenses en la denominada franja verde de Irak, en el Medio Oriente.
Han advertido que EE.UU. pagará por el ataque que produjo la muerte del poderoso y temido jefe de la Fuerza Élite Quds de Irán.
El líder supremo de Irán, el ayatolá Alí Jamenei advirtió que los responsables de su muerte “deben esperar una dura venganza”.
La reacción de Rusia y China ante ese acontecimiento es firme pero mesurada y da señales de que buscan evitar una catástrofe en la región.
“Vemos el asesinato de Soleimani después de un bombardeo en las afueras de Bagdad como un atrevido paso que conducirá a un aumento de la tensión en toda la región”, dijo el Ministerio de Relaciones Exteriores de Rusia en un comunicado.
Dos grandes negocios
Las guerras actualmente representan una fuente lucrativa para la industria armamentista que junto a la farmacológica son los dos negocios de mayor generación de dinero en el mundo.
Otra guerra en el Medio Oriente desataría una crisis económica de consecuencias impredecibles por las alzas del petróleo y sus derivados.
Ello afectaría mayormente a las naciones subdesarrolladas y que no producen petróleo, como República Dominicana.
En cambio, el gobierno de China instó a la moderación a todas las partes en un mensaje del portavoz del Ministro de Relaciones Exteriores, Geng Shuang.
Las demostraciones de dolor de millares de iraníes ante el féretro de Soleimani reafirman su liderazgo y aceptación en la sociedad de Irán.
Alemania, Francia y Gran Bretaña muestran “preocupación” ante las posibilidades de que la confrontación entre Washington e Irán genere en una guerra en la convulsa región del Medio Oriente.
En círculos políticos y de estrategia militar en el propio Estados Unidos se cuestiona si ciertamente Donald Trump tiene un plan definido para proseguir en lo adelante con la coyuntura actual, que muchos creen “peligrosa”.
Los demócratas consideran que Trump no es un estratega y que vive más bien el momento y actúa por instinto.
En el cerebro de los iraníes predomina la palabra “venganza” expuesta a todo pulmón mientras el cadáver del líder militar era llevado a su última morada.
Era evidente que los aparatos de seguridad estadounidense venían rastreando hace varios años los pasos de Soleimani.
A él se le atribuyen la organización de varios atentados contra intereses norteamericanos en el Medio Oriente sobresaliendo ataques contra buques e instalaciones petroleras.
Por eso, la autorización de Trump para acabar con la vida del principal jefe militar de Irán se inscribe en una señal de fuerza, de actuar rápido sin importar consecuencias.
Señal de Fuerza
Es meta mensaje a los estadounidenses de que tiene determinación cuando se trata de emplear la fuerza, particularmente en un año electoral.
El parlamento de Irak demandó la inmediata salida de las tropas norteamericanas de ese territorio luego del ataque con drones que mató a Qasem Soleimani, próximo al Aeropuerto Internacional de Badgad.
El temor es que una eventual guerra de EE.UU. e Irán se extienda en toda la región arrastrando a Israel, Siria e Irak.
Mientras el Pentágono ha solicitado la salida inmediata de los ciudadanos estadounidenses que permanecían en territorio iraquí.
Por otro lado, se cree que la principal estrategia que empleará Irán en un conflicto armado con EE.UU. seria apelar a sucesivas acciones terroristas a través de las milicias de países amigos diseminadas en el Medio Oriente.
Entre su blanco de ataques estarían las embajadas, aeropuertos, centros de recreación y establecimientos comerciales.
Las autoridades estadounidenses redoblaron los sistemas de seguridad en las ciudades de Washington, Nueva York, Chicago, Miami y los Ángeles ante el temor de represalias.
Dirigentes del Partido Demócrata han cuestionado los planteamientos del secretario de Estado, Mike Pompeo, de que de ahora en adelante “el mundo será más seguro”.
El nuevo jefe militar de Irán, Esmail Ghaani, promete vengar la muerte de Soleimani con “cuerpos de estadounidenses por todo Medio Oriente”.
En 1980 se produjo el rompimiento de relaciones diplomáticas entre Estados Unidos e Irán durante la llamada “crisis de los rehenes”.
Fue cuando un grupo de estudiantes iraníes tomó durante 444 días como rehenes a 66 diplomáticos y ciudadanos de EE.UU.
Jimmy Carter fue el último presidente estadounidense en visitar Teherán, capital de Irán, en 1977. En la ocasión dijo: “Nuestras conversaciones han sido inestimables, nuestra amistad es insustituible (….) Y no hay ningún otro líder por el que sienta una mayor gratitud y amistad personal” expuso Carter refiriéndose al sha Mohamed Reza Pahlevi en un brindis durante una cena de Estado.
La Clave
De la audacia política que exhiba el gobierno de Trump para afrontar este peligroso cuadro en esta nueva crisis en las tortuosas relaciones con Irán dependerá que las aguas retornen a su nivel.
Por supuesto que el papel que asumirán China y Rusia como potencias mundiales es determinante.
Articulo de Manuel Díaz Aponte